viernes. 19.04.2024

Viajar en avión se ha convertido en uno de los medios de transporte más comunes. Es muy probable que utilicemos este medio de transporte en épocas de vacaciones, en las que es usual realizar algún que otro viaje, o para trasladarnos por motivos de trabajo. Para muchos, ir en avión simplemente supone algo necesario para llegar a según que destinos, o incluso puede llegar a ser una experiencia emocionante. No obstante, para muchos otros es sinónimo de muchas molestias.

Para los que pasan un mal momento a la hora de subirse a un avión, todas las inseguridades y la ansiedad pueden llegar a psicosomatizarse. Ahí es cuando aparecen los síntomas desagradables, como los mareos y las náuseas, sobre todo cuando se atraviesan zonas con fuertes turbulencias. Esta indisposición es conocida como cinetosis o mal de movimiento, y se produce cuando el oído interno no detecta el movimiento que nuestros ojos están registrando. También se da cuando pasa lo contrario, esto es, cuando los ojos detectan un movimiento que nuestro cuerpo no es capaz de distinguir.

Esta diferencia en la percepción suele suceder cuando viajamos en coche, en tren, en barco o en avión. Entonces es cuando se originan estos síntomas tan molestos, desde sudores fríos, vómitos, náuseas y mareos hasta dolores de cabeza o fatiga. Por suerte hay una serie de medidas que podemos tomar para evitarlos o al menos intentar reducirlos lo máximo posible.
 

Evitar la confusión del cerebro

Podemos intentar evitar que nuestro cerebro reciba esas señales contradictorias si nos concentramos en observar un punto fijo. Aquellos que disfruten de una buena lectura o de entretenerse con su móvil, tablet o portátil deberán despedirse de todo eso si no quieren empeorar su mareo. Lo ideal es que nos focalicemos en un punto estable en el horizonte, por lo que es recomendable que nos hagamos con uno de los asientos al lado de la ventana. Eso facilitará la estabilización del equilibrio de nuestro cerebro.


Controlar la respiración 

La respiración lenta y profunda también puede hacer que gran parte de los síntomas desaparezcan. Ser consciente de nuestra respiración paliará nuestra ansiedad y nos ayudará a relajarnos. Si nos concentramos en el mareo solamente contribuiremos a que éste empeore. Como medida extra podemos ir bebiendo agua poco a poco y levantarnos del asiento de vez en cuando (sobre todo en trayectos largos). Eso también ayudará en el restablecimiento de nuestro equilibrio cerebral.

Elegir bien el asiento

Como ya hemos mencionado antes, lo ideal es que consigamos un asiento al lado de la ventanilla o lo más próximo posible a ella. También es recomendable que nos sentemos en los asientos más cercanos a la parte delantera del avión o en los que se encuentran encima de las alas. Estas son las ubicaciones más estables cuando el avión está en el aire.


La dieta también es importante

Es muy importante prestar atención a lo que comemos y bebemos hasta 48 horas antes de nuestro viaje. Debemos reducir la ingesta de grasas, platos muy salados o picantes y comidas muy pesadas. Tampoco es recomendable que tomemos bebidas alcohólicas o cafeinadas. El agua, tomada en pequeños sorbos de manera regular, es lo más recomendable durante el trayecto. Los zumos o las bebidas como la tónica o los refrescos también sirven en este caso. No se aconseja comer antes de subir al avión, pero tampoco debemos viajar con el estómago completamente vacío.
 

Vestimenta y ventilación 

En este sentido, la ropa holgada y cómoda será nuestra mejor aliada. Todas aquellas prendas que sean excesivamente estrechas o apretadas al cuello o a la cintura no serán una buena opción. Lo crucial es contribuir a nuestra relajación, y sentirnos libres, cómodos y frescos ha de ser nuestro objetivo. Para ello también podemos ajustar la ventilación, situada en la parte superior del asiento, para que nos dé el aire en la cara. Así mantendremos nuestro cuerpo en una temperatura agradable.

Consejos para despedirnos del mareo al viajar en avión