viernes. 29.03.2024

Los últimos avances médicos y en la investigación del cáncer de ovario han hecho que el tratamiento de esta enfermedad avance “a una velocidad de vértigo”, según ha destacado la jefa del servicio de Oncología Médica del Hospital Quirónsalud Córdoba, María Jesús Rubio, ya que el conocimiento de la biología molecular y su integración dentro de la histología de los tumores nos ha permitido realizar una medicina de precisión, es decir, dar el tratamiento adecuado a cada paciente y en el momento preciso.

La doctora Rubio ha explicado, con motivo del Día Mundial del Cáncer de Ovario, que se celebra hoy, que este descubrimiento ha supuesto un antes y un después en oncología, “ha cambiado la historia natural de nuestras pacientes con cáncer de ovario”. Así, la llegada de nuevos fármacos dirigidos como son los iPARP (enzima que repara el daño de las células y que se inhibe para que no repare las células cancerosas y éstas mueran) y su importante impacto en la supervivencia, está cambiando el pronóstico de las mujeres con esta enfermedad y ha supuesto una auténtica revolución.

Hoy sabemos que cuestiones como que el 50% de los tumores epiteliales de ovario de alto grado presenta un déficit en la recombinación genética, por lo que la inestabilidad genómica sigue siendo un objetivo terapéutico clave.

Actualmente es necesario conocer el estatus BRCA de estas mujeres en el momento del diagnóstico, esto es, saber si las pacientes padecen un cáncer hereditario o esporádico. Además, la combinación de estas nuevas dianas con inmunoterapia nos da una esperanza de convertir esta enfermedad en fase avanzada en una enfermedad curable.

La especialista ha insistido en que las revisiones ginecológicas son “fundamentales” para aumentar el diagnóstico precoz de este cáncer, pues hasta un 70% de los casos se diagnostica en etapa avanzada, por lo que ha insistido en la importancia de acudir a los controles rutinarios. Cada año se diagnostican en España unos 3.500 casos de esta enfermedad, el 5,1% de los cánceres entre las mujeres, por detrás de los de mama, y es más habitual entre los 45 y 75 años. El cáncer de ovario es el quinto tumor más frecuente en mujeres, el cáncer ginecológico con mayor mortalidad.

En estadios iniciales no suele producir ningún síntoma y el diagnóstico suele ser un hallazgo casual en una revisión ginecológica. En fases avanzadas de la enfermedad, la sintomatología es inespecífica, con dolor y distensión abdominal y digestiones pesadas. Los síntomas que nos pueden hacer sospechar son la presencia de ascitis, sensación de llenado gástrico rápido o la existencia de una masa abdominal palpable.

En cáncer de ovario, el atlas del genoma “nos ha enseñado que al menos existen 5 subtipos histológicos, cada uno de ellos con diferentes alteraciones moleculares y diferente evolución y respuesta a los tratamientos”. Esto hizo que “comenzáramos a tratar a nuestros pacientes de manera individualizada, es un claro ejemplo de medicina de precisión: dar el tratamiento correcto a la paciente adecuada y en el momento oportuno”, ha indicado la especialista.

La doctora Rubio ha querido destacar que la creencia de qué si una madre ha padecido cáncer de ovario, sus hijas lo van a heredar no es correcta, ya que, si bien tener un familiar directo con esta enfermedad es un importante factor de riesgo, esto sólo se produce entre el 10 y el 15% de los casos. En este sentido, ha explicado que ser un familiar portador de mutación no significa que se vaya a desarrollar la enfermedad, sino que existe un mayor riesgo, por lo que la portadora sana tendrá que tener controles especiales y habrá que ir tomando decisiones a lo largo de la vida para reducir el riesgo de desarrollar este tumor.

La especialista ha llamado también la atención en la creencia de que al diagnosticarse un cáncer de ovario en situación avanzada no existe tratamiento curativo, y esto no es del todo así. La realidad es que, aunque la esperanza de vida es menor cuanto más avanzada está la enfermedad, sin embargo, el 70% de pacientes se diagnostican en etapa avanzada y se tratan. La combinación de la cirugía con enfermedad residual 0 (no enfermedad macroscópica visible) seguida de quimioterapia complementaria seguida de una terapia de mantenimiento con las nuevas dianas, ha aumentado la supervivencia libre de enfermedad en pacientes con enfermedad avanzada y alto riesgo de recaída y, por qué no, la curación de la enfermedad”.

 

Importancia del estado de ánimo

La doctora Rubio ha destacado que cada día cobra más importancia la calidad de vida y el bienestar de las pacientes. Existen estudios que demuestran que el estado de ánimo de las pacientes con cáncer está íntimamente relacionado con síntomas como el dolor, la fatiga y la somnolencia. La alteración del sueño a su vez empeora los efectos de la quimioterapia, por lo que hay que incidir en reducir estos síntomas para mejorar el estado de bienestar de los pacientes oncológicos. El estado de ánimo no sólo está relacionado con una disminución de la quimiosensibilidad del tratamiento contra el cáncer, sino que además, el estado de animo negativo influye en la aparición y agresividad de los síntomas resultado de la quimioterapia mientras que el positivo los mitiga. Así, tanto el diagnóstico como el tratamiento de quimioterapia de pacientes con cáncer requiere de tratamiento psicológico.

La doctora Rubio ha hecho hincapié en que cada día cobra más importancia lo que hoy en día se denomina oncología integral, que consiste en integrar a los tratamientos el deporte y la alimentación saludable, para que tengan mejores resultados y conseguir mayor bienestar de las pacientes con cáncer de ovario.