La Junta de Andalucía informa de 57 linces fallecidos por atropello en 2025

La población de lince ibérico en Andalucía mantiene una tendencia al alza, mientras que la mortalidad por atropello muestra un importante descenso en el último año. Según los datos de la Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, hasta la fecha se han registrado 57 linces muertos por atropello en 2025, 21 menos que el año anterior, lo que supone una reducción del 26,9%. Esta circunstancia coincide con la intensificación de medidas enfocadas a la protección de la especie y a la mejora de la conectividad ecológica en la región.

Para mitigar el impacto del tráfico rodado sobre la fauna, se han inventariado o adaptado en Andalucía un total de 1.611 infraestructuras, entre las que se incluyen pasos superiores específicos, viaductos adaptados, sistemas de drenaje y pasos multifuncionales. Estas actuaciones, según sostiene la Consejería, resultan esenciales para disminuir la mortalidad de lince ibérico en carreteras y facilitar su movimiento entre los distintos hábitats del territorio andaluz.

  1. Infraestructuras y seguimiento
  2. Tendencias poblacionales
  3. Contexto de la recuperación del lince

Infraestructuras y seguimiento

La red vial de Andalucía atraviesa 2.694 kilómetros reconocidos por el tránsito de linces ibéricos, de los cuales 1.684 kilómetros corresponden a áreas de presencia estable y 1.010 kilómetros a zonas con ejemplares en dispersión no establecidos territorialmente. A lo largo de estos tramos, la Junta de Andalucía ha implementado una estrategia de seguimiento mediante estaciones de aforo, que permiten monitorizar el flujo de vehículos diario. En zonas con densidad estable de linces, el tráfico oscila entre 98 y 32.497 vehículos al día en base a los registros de 45 estaciones, mientras que los trayectos atravesados por terrenos productivos alcanzan entre 194 y 90.511 vehículos diarios, según los datos de 23 estaciones distribuidas en estos sectores.

La Consejería subraya el papel determinante de las medidas como los pasos de fauna, los vallados perimetrales y la señalización específica para la protección de especies en la reducción de la siniestralidad. A estos factores se suman las restricciones de movilidad impuestas durante la pandemia o modificaciones en los patrones de dispersión territorial del propio lince ibérico. Según informa el departamento dirigido por Catalina García, la inversión en infraestructuras de mitigación se ha focalizado especialmente en los puntos detectados como críticos, obteniendo resultados positivos en la disminución del riesgo para la especie.

Tendencias poblacionales

El seguimiento anual de las poblaciones evidencia que, mientras el número de ejemplares ha aumentado en la región, la incidencia de atropellos experimenta fluctuaciones. Así, en 2020 el censo alcanzó los 511 linces, con 58 fallecimientos en carretera. Al año siguiente, se contabilizaron 522 linces y el número de atropellos descendió a 42. El mayor registro de linces muertos se produjo en 2024 con 78 víctimas, a pesar de contar con un censo de 836 individuos. En 2023, el número de linces accidentados fue de 70 sobre una población de 759. No obstante, la Consejería aclara que el dato definitivo de ejemplares correspondiente a 2025 estará disponible a lo largo del primer semestre de 2026.

El análisis de los datos anuales revela que los denominados “picos y descensos” en la mortalidad del lince ibérico se relacionan con una combinación de medidas técnicas, situaciones excepcionales como la pandemia e incluso variaciones en la ocupación de nuevos territorios por parte de los linces. Los expertos sostienen que la aplicación de estos mecanismos de protección, junto al monitoreo constante y la colaboración con agentes locales y privados, han permitido acotar y prevenir la mortalidad en áreas especialmente sensibles para la supervivencia y el crecimiento de la especie.

Contexto de la recuperación del lince

Andalucía se ha consolidado como referencia internacional en la conservación del lince ibérico, tal como quedó de manifiesto recientemente en el I Congreso Internacional sobre el Lince Ibérico, enmarcado en el Proyecto LIFE Lynxconnect. El encuentro sirvió para repasar dos décadas de trabajo continuado que han permitido el avance del lince desde su consideración como especie 'en peligro' a la de 'vulnerable' según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Los esfuerzos de recuperación comenzaron en 2002, año en que se detectó una población crítica estimada en apenas medio centenar de ejemplares, concentrados únicamente en Sierra Morena y Doñana. Desde entonces, y a través de distintos programas LIFE, se han consolidado los núcleos de población originales, activado nuevas áreas de reintroducción y mejorado la calidad de los hábitats, interviniendo sobre más de 250.000 hectáreas. A estos avances se suman acuerdos con propietarios privados, programas centrados en la recuperación del conejo silvestre —presa básica para el lince— y el desarrollo de medidas orientadas a reducir la mortalidad no natural.

En 2024, Andalucía alcanzó una cifra de 836 ejemplares distribuidos en cinco núcleos principales: Doñana-Aljarafe, Sierra Morena Oriental, Sierras Subbéticas, áreas de conexión de Sierra Morena y las Campiñas del Guadalquivir. Cada uno de estos núcleos cuenta con diferentes cifras de individuos y ha iniciado procesos de expansión que muestran la consolidación de una metapoblación robusta y bien conectada.