Trastornos psicológicos: factores que impulsan creatividad y resiliencia humana
¿Y si las enfermedades mentales no fueran solo un desafío, sino también una fuente de fortaleza? Un reciente estudio internacional liderado por la profesora June Gruber, psicóloga de la Universidad de Colorado, pone el foco en la otra cara de los trastornos psicológicos: sus atributos positivos. El equipo de investigadores ha analizado décadas de estudios y lanza un mensaje que sacude prejuicios y estigmas, abriendo puertas a nuevas formas de comprender, tratar y vivir con estas condiciones.
No solo se habla de diagnósticos y tratamientos. Ahora, la ciencia revela que muchos pacientes con enfermedades mentales desarrollan cualidades sorprendentes. El reconocimiento de estos rasgos positivos podría mejorar la atención clínica y aportar esperanza tanto a quienes conviven con estas condiciones como a sus familias. Prepárate para descubrir cómo la psicopatología puede ir de la mano de la creatividad, la empatía o la resiliencia.
Fortalezas inesperadas en enfermedades mentales
La visión tradicional de la salud mental ha girado casi exclusivamente en torno a lo negativo. La narrativa clínica se enfoca en el modelo de enfermedad: encontrar lo que va mal y buscar la corrección. Pero según June Gruber, directora del Laboratorio de Emoción Positiva y Psicopatología de la Universidad de Colorado, esa perspectiva deja fuera un aspecto fundamental. Afirma que, aunque las personas enfrenten desafíos, también pueden crecer, desarrollarse e incluso adquirir habilidades únicas durante el proceso.
Las investigaciones recopiladas para el estudio, publicado en la revista especializada 'Current Directions in Psychological Science', son concluyentes. Personas diagnosticadas con esquizofrenia leve, hipomanía y trastorno bipolar, por ejemplo, puntúan consistentemente más alto en creatividad y tienden a orientarse profesionalmente hacia sectores creativos.
“Algunas de las mentes más creativas de nuestra sociedad también han sido las mentes de personas que padecían enfermedades mentales”, señaló Gruber, subrayando la importancia de cambiar la narrativa sobre estos trastornos. Pero la creatividad no es la única característica positiva señalada en los estudios más recientes.
El laboratorio de Gruber y otros grupos han demostrado que individuos con historial de depresión presentan una mayor disposición a cooperar en situaciones complejas. Los beneficios sociales también quedan reflejados en otra investigación realizada en la Universidad de Colorado en Boulder, que trabajó con cerca de 2.000 estudiantes universitarios: aunque los jóvenes en el espectro bipolar mostraban más conflictos sociales, contaban con redes de apoyo mucho más amplias y sentían un respaldo social significativo.
El espectro de habilidades identificadas se amplía también al ámbito emocional y perceptivo. Otro estudio, también del equipo de Gruber, apunta que jóvenes adultos con riesgo elevado de manía, además de ver las situaciones negativas con mayor optimismo, detectan con mayor facilidad los cambios emocionales en su entorno.
Estudios que rompen los estigmas
Los resultados recogidos en el artículo "Silver Linings" señalan que muchas personas que han superado episodios críticos de enfermedad mental ven esos periodos como catalizadores para desarrollar resiliencia y autoconocimiento. Un ejemplo clave: un estudio de 2019, dirigido por Jonathan Rottenberg, profesor de Psicología de Cornell y coautor del informe, reveló que, tras diez años del diagnóstico de depresión clínica, el 10% de los participantes no solo había vencido la depresión, sino que presentaba un bienestar psicológico superior al de una cuarta parte de la población sin antecedentes de depresión.
Los autores, Gruber y Rottenberg, dejan claro su objetivo: no ignoran el sufrimiento que acompaña a las enfermedades mentales, pero apuestan por ofrecer esperanza sustentada en datos científicos. Su mensaje es directo: hay espacio para resultados positivos y para diseñar tratamientos que preserven las fortalezas inherentes de cada persona, promoviendo un enfoque más integral de la salud mental.
Subrayan, eso sí, que su propuesta no supone abandonar la medicación ni la psicoterapia. Insisten en la importancia de salvar vidas mediante el tratamiento adecuado y abogan por complementar estos enfoques con una mirada más holística, que ayude a reducir el estigma y a diseñar estrategias de apoyo personalizadas.
Tal y como resume Gruber, “si tienes una comprensión más holística de una persona, puedes hacer más para apoyarla”. Reconocer los aspectos positivos no solo humaniza la atención, sino que incentiva a quienes luchan contra problemas de salud mental a descubrir nuevas posibilidades en su propio proceso de recuperación y crecimiento personal. Los datos están ahí y marcan el camino para una visión renovada y esperanzadora de la salud mental.