El abuso emocional es una técnica cada vez más utilizada por los jóvenes

Una mujer, víctima de abuso emocional por parte de su pareja

Quienes apuestan por esta práctica, lo hace para eludir un compromiso, aunque nunca llega a desvincularse del todo de la otra persona

Curving, ghosting o blocking, son términos muy conocidos por las nuevas generaciones pero probablemente para otras les suene a chino. Estos conceptos aluden a situaciones no particularmente provechosas en el momento de iniciar o terminar una relación. Otro ejemplo es el benching, una práctica de la que cada vez se habla más. En el libro del doctor Hugh J. Silverman, Just Friends: The Ethics of (Postmodern) Relationships (Solo amigos: La ética de las relaciones posmodernas), se advierte sobre la ambigüedad de las relaciones actuales. Según Silverman, las líneas que separan el estar en una relación y no estarlo son cada vez más confusas lo que puede llevar a episodios de frustración, malentendidos, traumas e incluso resentimiento hacia la otra persona. Pero, ¿qué tiene que ver esto con el benching?

Pues bien, este término hace referencia a una situación en la que una persona muestra un interés intermitente hacia alguien. Como se deriva del propio sentido literal de la palabra, el benching se refiere a tener una segunda opción, “ser el segundo plato” o banco de reserva, para poder acudir a ella ante la conveniencia. Aquellos que lo practican suelen evitar las relaciones cara a cara por lo que prefieren el contacto virtual. Además solo buscan su propio beneficio, y desmerita los sentimientos y las intenciones de los demás. Se llega a considerar un tipo de abuso psicológico o emocional. La persona es claramente conocedora del interés o la atracción que despierta en la otra parte y lo utiliza a su favor.

Este nuevo fenómeno quiere describir patrones de comportamiento en cuanto a relaciones íntimas o de pareja de las nuevas generaciones. De hecho, hay expertos que han llegado a calificar de “robots sociales” a las relaciones posmodernas en las que prima la falta de ética, moral y la automatización. Relaciones, que según consideran, han dejado de lado la empatía, la amistad, la dignidad y la sociabilización.

Generalizando, quienes apuestan por esta práctica, lo hace para eludir un compromiso, aunque nunca llega a desvincularse del todo de la otra persona. El objetivo es conseguir algo a cambia que puede ser tanto en el plano emocional como en el sexual. El fenómeno también se explica a través de la facilidad con la cual se puede iniciar y finalizar una conversación a distancia sin que existan repercusiones de por medio.

Las redes sociales y la mensajería instantánea ejercen un papel importante en cuanto a que sirven como amplificadores del campo de juego para quienes practican el benching. Se trata de protegerse con estas plataformas y así crear un escudo o barrera que les otorga seguridad o poder al momento de prometer cosas, tontear o mostrar interés.

Por otra parte, es importante destacar que algunas personas son más propensas a optar por esta práctica que otras. Aquí entran en juego trastornos de salud mental como pueden ser el de la personalidad narcisista, el bipolar o de apego evitativo. El benching es considerado un tipo de manipulación y de abuso emocional.

No es fácil identificar este tipo de comportamientos pero algunos indicadores pueden ser:

  • Promesas de encuentros que nunca tienen lugar.
  • La mayor parte de la comunicación se desarrolla a través de canales virtuales.
  • No conoces el círculo íntimo de esa persona (amigos, familiares y demás).
  • Luego de un encuentro presencial o virtual en que se demuestra un gran afecto o interés, le sigue un periodo de distanciamiento.
  • Excusas o argumentos bien detallados para explicar el distanciamiento y la falta de contacto presencial (jornadas laborales extensas, periodos académicos de alta exigencia, gestiones personales y demás).
  • Adulación a través de palabras que no se corresponde con el comportamiento y las acciones.