Muchas son las definiciones que pivotan en torno al concepto de Responsabilidad Social Corporativa desde que surgiera hace más de medio siglo. Podría definirse como la integración por parte de las organizaciones de las preocupaciones sociales, laborales y medioambientales en sus relaciones con sus interlocutores y en sus operaciones comerciales. Pero lo que históricamente ha sido un compromiso voluntario, ahora, especialmente para las grandes corporaciones, se ha convertido en un cometido exigido por las autoridades europeas, quienes reclaman a las entidades que rindan cuenta del impacto de sus actividades a través de informes de sostenibilidad.
Aunque las empresas cuentan desde hace ya varios años con índices estandarizados para realizar este cometido y cuantificarlo de forma objetiva y homogénea, las cooperativas, al menos hasta la fecha, carecían de este tipo de escalas. Completar este vacío ha sido precisamente el objetivo de una nueva investigación en la que ha participado la Universidad de Córdoba, cuyo principal resultado ha sido la creación del "primer índice global" que mide la responsabilidad social de estas sociedades y la manera en la que éstas comunican sus políticas en materia de sostenibilidad.
"A pesar de que las cooperativas, por su forma de organización, principios y valores, están estrechamente relacionadas con el desarrollo sostenible, aún no se había propuesto una escala para este tipo de organizaciones, por ello hemos querido centrarnos en ellas", explica la investigadora María Dolores Guerrero, profesora del Departamento de Economía Agraria, Finanzas y Contabilidad de la Universidad de Córdoba y una de las autoras del trabajo.
El índice, elaborado a partir de un análisis de las cien cooperativas españolas de mayor dimensión, establece una escala que recoge un total de 24 ítems en torno a cuatro pilares fundamentales: aspectos medioambientales, económicos, sociales y cuestiones relacionadas con la propia gobernanza de la cooperativa. Concretamente, se recogen aspectos como la formación continua, la prevención de riesgos, el uso de la energía, la política medioambiental, la información sobre inversión en I+D, las actuaciones en materia de igualdad o la rentabilidad económica. De esta forma, el índice propuesto establece una puntuación que oscila del 0 al 1, en la que 1 sería el número máximo al que podría aspirar una cooperativa.
Un amplio margen de mejora
Para realizar esta nueva herramienta, el trabajo, en el que también ha participado la investigadora Francisca Castilla, de la Universidad de Jaén, y los profesores Gabriel García y Fernando Polo, de la Universidad Politécnica de Valencia, ha realizado un análisis de cómo comunican sus actuaciones en materia de responsabilidad social estas cien cooperativas.
Según los resultados de este análisis, y a pesar de que se han producido avances, "aún queda un amplio margen de mejora". Sólo 13 de las 100 sociedades analizadas han logrado alcanzar más de la mitad de la puntuación, debido a que sólo el 25% de ellas elabora algún tipo de informe de sostenibilidad.
"A pesar de que la sociedad cada vez demanda más información, algunas cooperativas aún no son conscientes de la importancia de dar a conocer las políticas en materia de responsabilidad social, tanto las positivas como los impactos negativos", explica la profesora María Dolores Guerrero. El reto, ahora, es transferir este índice para que las entidades interesadas puedan autoevaluarse y mejorar así la gestión de la comunicación de su responsabilidad social.
