Surgen baches normativos y técnicos para oficializar las lenguas cooficiales

A pesar de que el Reglamento del Congreso no prohíba ni mencione específicamente el uso de lenguas cooficiales, la nueva presidenta de la Cámara no puede permitir su oficialización debido a la falta de reglamento específico 

No iba a ser un proceso fácil cumplir todos los puntos del pacto que llevaron a cabo PSOE con ERC y Junts. Francina Armengol, tras haber sido elegida como presidenta de la Congreso de los Diputados, dedicó unas palabras para los allí presentes en las que mencionó el compromiso del Partido Socialista con la oficialización de las lenguas cooficiales entre las que se encuentra el catalán. 

Hasta el momento, no se ha encontrado la vía para comenzar con este trámite pero, como muchas fuentes cercanas a la presidenta han podido confirmar, ya se estaría buscando la manera de cerrar un consenso entre las fuerzas parlamentarias para tratar de afianzar el uso del catalán, gallego y euskera a las sesiones de la Cámara. 

Gabriel Rufián, portavoz parlamentario de Esquerra, ha declarado que uno de los caminos podría ser la creación de una ley orgánica que contenga el reglamento específico que se necesita para blindar estas lenguas, como bien prometió el PSOE a su partido antes de la votación. 

Sin embargo, una vez solucionado el bloqueo normativo, esta propuesta se toparía con problemas técnicos en cuanto a la habilitación de una traducción en el Congreso. Además, este acuerdo no solo se llevaría a cabo a nivel nacional sino que, a nivel internacional también, ya que cuando se cerró el pacto con los dos partidos catalanes, el ministro de exteriores, José Manuel Albares, envió una carta al Consejo de la Unión Europea para pedir que se incluyan las tres lenguas al régimen lingüístico de la UE. 

Como conclusión, ya que los 200 artículos del reglamento no mencionan nada del uso o prohibición de las lenguas cooficiales, quedaría en manos de la presidenta la interpretación de los mismos en favor de la aprobación del uso del catalán, el euskera y el gallego. No obstante, una vez concluya su mandato, este tema volvería a ser un problema porque no permanecería en vigor tras su marcha.