Un experto revela por qué duele la espalda y da claves para evitarlo

El dolor de espalda es un problema habitual en la población y, en muchos casos, limita la actividad diaria. Dentro de este grupo, el dolor lumbar crónico destaca por su frecuencia, según los datos disponibles.

De acuerdo con la Encuesta de Salud de España del Instituto General de Estadística (INE), una de cada cinco personas (19,8%) padece dolor lumbar crónico. Esta cifra sitúa a este trastorno como el segundo problema crónico más frecuente, solo por detrás de la tensión alta (20,2%), recuerda el doctor Julio Maset, médico de Cinfa.

Además, la cervicalgia, o dolor en la columna cervical, también es común: afectará a entre el 30% y el 40% de la población en algún momento de su vida, según datos publicados por la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) y la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC) en su documento de consenso sobre el dolor de espalda.

  1. Frecuencia y zonas del dolor de espalda
  2. Posibles causas y factores asociados
  3. Opciones de tratamiento: calor, analgésicos y fisioterapia
  4. Higiene postural y diez recomendaciones

Frecuencia y zonas del dolor de espalda

Según el doctor Maset, las alteraciones en cualquiera de las cuatro áreas de la espalda —sacro-coccígea, lumbar, dorsal o cervical— pueden provocar un dolor intenso en la zona afectada y, en ocasiones, resultar muy incapacitantes.

En muchos casos, el origen se relaciona con malos hábitos posturales que se repiten en la rutina diaria. Entre los ejemplos citados figuran trabajar frente al ordenador, caminar o dormir manteniendo una postura inadecuada.

El especialista también señala que, especialmente en el dolor lumbar, presentan mayor predisposición las personas con sobrepeso, las mujeres embarazadas y quienes trabajan de forma habitual cargando pesos o pasan mucho tiempo de pie en su puesto.

En cualquier caso, se trata de una molestia frecuente que puede afectar a cualquier persona, con mayor presencia a partir de la cuarta década de vida. Además, existe tendencia a que el dolor se convierta en crónico en la población de mayor edad.

Posibles causas y factores asociados

Junto a la postura, se mencionan otras posibles causas del dolor de espalda, como el estrés, la fatiga muscular y la fibromialgia.

También se incluyen algunas enfermedades degenerativas, como la artritis o la espondilosis, así como la presencia de tumores y traumatismos derivados de accidentes.

Opciones de tratamiento: calor, analgésicos y fisioterapia

El abordaje del dolor de espalda suele basarse en la combinación de distintas medidas. Entre ellas, se encuentra la aplicación de calor mediante mantas eléctricas, kits de calor o bolsas de agua caliente, en sesiones de veinte minutos que se repiten varias veces al día.

Asimismo, puede resultar útil, siempre bajo supervisión médica, el uso de analgésicos o antiinflamatorios, así como de relajantes musculares, según indica el doctor.

La fisioterapia se contempla como otra opción para controlar y tratar las molestias, a través de masajes y terapias locales de calor. Se mencionan también las duchas en la zona a la mayor presión y temperatura posibles, orientadas a favorecer la relajación muscular.

En el dolor cervical, el especialista puede recomendar el uso temporal de un collarín, con la indicación de utilizarlo únicamente bajo supervisión médica y no prolongarlo en el tiempo para evitar el debilitamiento de los músculos del cuello. En la lumbalgia, puede valorarse el empleo de fajas protectoras.

En situaciones concretas, como un disco herniado, puede ser necesario recurrir a la cirugía para reducir la presión en la médula espinal o en las raíces nerviosas.

En todo caso, el doctor Maset subraya que el objetivo pasa por evitar la lesión y, una vez aparece, impedir que el dolor se cronifique, ya que, si es muy intenso, puede llegar a deteriorar de forma grave la calidad de vida.

Higiene postural y diez recomendaciones

Para reducir el riesgo y ayudar a controlar las molestias, se considera clave mantener un peso adecuado y un buen estado físico, además de adquirir una higiene postural correcta al trabajar, caminar, levantar cargas o dormir. Un ejemplo sencillo es caminar erguido, ya que puede contribuir a reducir el riesgo de dolor crónico.

Con ese objetivo, el doctor Maset expone diez recomendaciones para cuidar la espalda:

  • Atender a la forma de caminar. En ocasiones se camina encorvado, con los hombros hacia delante. Conviene mantener la espalda erguida y la cabeza elevada. También se recomienda no abusar de los tacones altos ni de bolsos muy pesados, que desplazan la carga a un solo lado del cuerpo.
  • Cuidar la postura al dormir. Se indica tumbarse de lado (posición fetal), con el costado apoyado y la cadera y la rodilla superiores flexionadas, mientras la pierna en contacto con el colchón permanece estirada. El cuello y la cabeza deben quedar alineados con la columna. El colchón no debe ser ni demasiado blando ni demasiado duro, y la almohada ha de tener altura suficiente para evitar que la cabeza caiga o rote respecto al eje de la columna.
  • Revisar la postura frente al ordenador. La parte superior de la pantalla debe quedar a la altura de los ojos para no levantar ni inclinar el cuello. La espalda se mantiene apoyada en el respaldo y los pies, en el suelo. Una silla regulable en altura y un reposapiés pueden resultar útiles.
  • Doblar las rodillas al levantar peso. Al recoger un objeto pesado del suelo, se recomienda flexionar las rodillas con la espalda recta y levantar despacio, con el objeto lo más pegado al cuerpo posible y evitando movimientos bruscos. Si estos movimientos se repiten con frecuencia, puede convenir una faja protectora.
  • Evitar movimientos repetitivos. Los gestos constantes pueden sobrecargar una zona muscular y desencadenar dolor. Si no es posible evitarlos, se aconseja realizarlos de forma correcta y hacer pausas breves para estirar, cambiar de postura o caminar un poco.
  • Realizar estiramientos de cuello. Se proponen a diario, de manera suave y lenta: de arriba abajo, de lado a lado y de oreja a oreja. Se consideran especialmente importantes antes y después del ejercicio físico.
  • Recibir masajes en la zona afectada. Ante el dolor de espalda, se puede recurrir a un fisioterapeuta. Durante el masaje, la presión debe ser suave, sobre todo en áreas sensibles. Se recomienda que lo realice un profesional y que se le informe previamente de la dolencia.
  • Vigilar el peso. El sobrepeso incrementa la tensión en la musculatura de la espalda y la predisposición al dolor lumbar. En mujeres embarazadas, se mencionan fajas específicas para aliviar molestias.
  • Aprender a relajarse y hacer ejercicio. Las técnicas de relajación y el ejercicio regular pueden ayudar a prevenir el estrés y evitar la acumulación de tensión muscular. Disciplinas como pilates o yoga pueden contribuir a relajarse y a fortalecer el cinturón abdominal y otros grupos musculares de la espalda.
  • Consultar con profesionales sanitarios. Si el dolor es muy intenso, se aconseja preguntar a un médico o farmacéutico sobre el uso de analgésicos y antiinflamatorios para aliviarlo y mejorar la capacidad funcional, o sobre la posibilidad de relajantes musculares. Estos tratamientos deben utilizarse bajo supervisión profesional y su uso no debe superar la semana.