Comienzan los desfiles de alta costura del 2022 primavera/verano en París y Daniel Roseberry brió bocas tras las mascarillas que poblaban el Petit Palais. Su galáctica colección para Schiaparelli nició un nuevo capítulo en las galopantes crónicas de la casa surrealista por excelencia, ante un front row atestado de estrellas como Kanye West y Julia Fox.
“El año pasado fue cuando la marca se dio a conocer a la gente. La marca se reveló ante mí, y ante el mundo. Fue un año explosivo y ampliamos el espacio. Pudimos hacer cosas más grandes", añadía la artista.
Las esculturas ingrávidas se cubren de pan de oro de 24 quilates y se bordan con cabujones y cristales vintage procedentes de finales de los años treinta. El efecto es infantil y un poco crudo. Lo siguiente que vemos en piezas como un vestido de jersey de seda negro en forma de columna, cuyo corpiño está repleto de largos y temblorosos hilos de metal, como si un corsé hubiera desbordado sus límites, procede de láminas de metal y ha sido martillado, pulido y montado para que se mueva como una medusa en el agua", ha explicado.
Los estilismos son muy de ciencia ficción, muy del "Planeta Schiaparelli", se trata de hacer algo totalmente diferente Que no hubiese por ahí nada parecido. Llevar unos elementos espaciales muy ligeros, sin ser demasiado disfraz, pero con este toque del sentido del humor.
Schiaparelli es un imaginario icónico más que una silueta icónica. Los códigos son iconográficos. Buscaba hacer algo muy gráfico que impactara por internet y en persona, pero también que la colección tuviese mucho movimiento y muy bonito. Hay unos tentáculos que fluctúan literalmente como los de una medusa, y una crinolina a la vista que vibra y rebota.
Muchos de los bordados se inspiran en los archivos de la casa. Como la fuente de Apolo de Versalles, a la que han hecho estallar. La marca ha desarrollado una técnica preciosa en esta colección, han esculpido en arcilla todos los códigos de la casa, el candado, la langosta, la paloma, gracias a un equipo de artesanos de París Mojan un cuero muy fino, lo estiran, lo moldean y luego le quitan la parte de arcilla. Lo que queda son esculturas etéreas de cuero dorado, que luego se ensamblan y se cubren con cabujones de los años 30 y 40.
