Zara, acusada de apropiación cultural indígena por México en el diseño de sus prendas

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Zara se encuentra en el punto de mira de México entre otras grandes firmas como Antropologie y Patowl, postura por las que ya pasaron firmas de lujo como Louis Vuitton y Carolina Herrera, por usar diseños y patrones propios de la cultura indígena en sus colecciones sin autorización. La Secretaría de Cultura ha pedido a las marcas a través de una carta una explicación de por qué han privatizado "la propiedad colectiva" de varias de las 56 etnias del país.

Alejandra Frausto, encargada de enviar las cartas, ruega a las marcas que no atenten contra "la identidad y la economía" de las distintas culturas mexicanas y que trabajen en "un plano de igualdad entre creadores indígenas, empresarios y diseñadores", manteniendo un comercio que sea "justo" con los diseñadores originales. Sus derechos "han sido invisibles históricamente", dice Frausto, para la que este debería ser un principio ético que abordar a nivel local y global, ha añadido.

El Gobierno Mexicano señala la apropiación el vestido Midi de escote pico y manga corta con cinturón de Zara (39,95 euros). Esta prenda contiene elementos de la cultura mixteca del municipio de Oaxaca, en San Juan, donde "el huipil tradicional forma parte de la identidad de las mujeres, que elaboran cada lienzo desde las materias primas", afirma. "Refleja símbolos ancestrales relacionados con el medio ambiente, la historia y la cosmovisión de la comunidad" y cada huipil tarda en su elaboración "por lo menos un mes de trabajo”.  

Anthropologie cuenta entre las piezas de su colección con un short bordado Marka que contiene detalles de la cultura del pueblo mixteca, de Santa María Tlahuitoltepec, Oaxaca. "Los diseños son una manifestación de su identidad, historia y relación con el medio ambiente, simbolizan montañas, agua, veredas y magueyes, plasmados en la indumentaria de hombres y mujeres", continua la carta. "Son un producto de la creatividad de este pueblo, que los transmite de generación en generación, y sus portadores los lucen con orgullo". El precio de estos pantalones es de 68 dólares.

Patowl no se queda atrás, y es acusada de hacer "una copia fiel" de las prendas tradicionales del pueblo zapoteco de la comunidad de San Antonino Castillo Velasco, Oaxaca, en su colección de tops estampados. En Este pueblo las piezas textiles son elaboradas a mano bajo la técnica “hazme si puedes” demostrando "la complejidad del proceso de elaboración, que consta de varios pasos". Frausto continua haciendo hincapié en que "estas piezas forman parte de la identidad de sus portadores" y son "la única herencia cultural de esta comunidad”.

"No son solo imágenes tomadas de la naturaleza y el entorno, sino que cada detalle refleja el sentir y la memoria histórica del pueblo zapoteco” insiste. 

Continua la guerra por la apropiación cultural 

La guerra de México con las marcas comenzó con Carolina Herrera y Louis Vuitton. El propio Ministerio de Cultura arremetió contra la diseñadora Isabel Marant tras usar los bordados típicos en las blusas de las indígenas mixes de Santa María de Tlahuitoltepec para una colección que vendía al público por 290 dólares cada prenda, un precio diez veces mayor que el original. 

Durante la pasarela de invierno de 2020-2021, su línea Etoile añadió a la colección colores y diseños de comunidades de los estados de Michoacán, Estado de México, Tlaxcala, San Luis Potosí y Oaxaca.

La Secretaría de Cultura cumple así con "la defensa del patrimonio cultural de las comunidades", en la que participan las Secretarías de Economía, de Relaciones Exteriores y de Medio Ambiente, junto con el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, el Instituto Nacional del Derecho de Autor, y la Comisión Nacional de Derechos Humanos, además de muchas otras.