Al principio, tenían un poco de harina de yuca que habían encontrado en el avión junto a un biberón, unas tijeras y unas gomas. Los cuatro hermanos intentaron racionarse como pudieron la harina.
Pero, poco a poco se les fue acabando la harina y empezaron a buscar y recolectar semillas y fruta silvestre. Sin embargo, lo que aseguró la supervivencia de los cuatro hermanos fue como dijo Gabriel Blanco, experto en supervivencia, encontrarse con los indígenas. Para dormir, construyeron camas rudimentarias para intentar que los bichos no atacasen en exceso.
Otro dato del que poca gente tiene en cuenta es que entre los árboles, en la selva, cuesta avanzar en línea recta. Fue difícil para ellos ya que llovía mucho y eso les hacía cambiar de ruta continuamente. Pero fueron astutos y siguieron el río a ver si les llevaba hacia algún pueblo. Además, intentaban guiarse por las mañana con el poco sol que había.
Y así lo consiguieron, se toparon con un pueblo indígena que avisó a las autoridades el 9 de junio y pudieron ser rescatados. El recorrido de los niños fue de 20 kilómetro.
