martes. 16.04.2024

Hacer amigos nunca fue difícil para el joven, que ahora tiene 24 años, hasta que terminó los estudios y descubrió, como le ocurre a mucha gente sin síndrome de Down, que no es tan fácil y sencillo mantener una vida social.

La madre de Bowers, Donna Herter, veía cómo su hijo se hundía cada vez más en la miseria porque no tenía amigos que le visitaran.

Al final, Herter colgó un post en Facebook preguntando si algún chico de la zona cercana a Rochester, Minnesota, estaría interesado en venir a pasar el rato con Christian durante dos horas, un servicio por el que estaba dispuesta a ofrecer 80.000 dólares de compensación.

La enfermera, que trabaja en el turno de noche, colgó el post a las 4 de la mañana, antes de terminar su jornada laboral e irse a dormir. Cuando se despertó, había acumulado 5.000 comentarios.

"Estaba alucinando. Me temblaban las manos, sudaba. Sólo buscaba a algunos chicos de la zona, no quería invitar a todo el mundo a nuestra casa", declaró a CBS News.

Sus amigos la animaron a calmarse y a echar un vistazo más de cerca a los comentarios, en los que encontró a padres que ofrecían sugerencias y a otros que se ofrecían voluntarios para ayudar.

Finalmente encontró a 7 compañeros de Wentzville, Minnesota, que visitan a Christian una vez a la semana de forma rotatoria. Herter dice que ahora su hijo se va a dormir con una sonrisa en la cara, y está entusiasmado con la vida en general, y también con el futuro.

Las amistades son importantes para las personas nacidas con síndrome de Down, y las asociaciones instan a los padres a planificar la eventualidad de que su hijo salga del colegio y necesite adoptar una actitud más precisa hacia la socialización.

Christian asiste ocasionalmente a reuniones y grupos de otros hombres y mujeres con necesidades especiales de su edad, pero también ansía entablar amistad con el resto de la población.

"Nunca se lo he preguntado, pero supongo que es porque le hace sentir normal, sólo durante una hora o dos. Oye, alguien que no tiene síndrome de Down quiere pasar el rato conmigo", dice.

Uno de los 7 amigos, James Hasting, dijo que le parecía terrible que Herter hubiera llegado al punto de intentar pagar a la gente para que visitara a su hijo. Hasting, que trabaja como voluntario con personas con necesidades especiales, dijo que pasar unas horas con Christian para ver una película o jugar a videojuegos ha cambiado su forma de ver el mundo.

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