sábado. 04.05.2024

En los carritos de supermercado de Liverpool (Inglaterra) se instalaron sensores capaces de identificar a las personas con riesgo de sufrir un ictus, y se diagnosticó a docenas de participantes voluntariosos.

La fibrilación auricular, o Afib, es un trastorno común del ritmo cardiaco que provoca la formación de coágulos de sangre en el corazón y puede causar disnea y cansancio extremo al realizar tareas sencillas.

Más de 40 millones de personas en todo el mundo padecen fibrilación auricular, que multiplica por cinco el riesgo de ictus, pero es un trastorno que puede detectarse con un simple control del pulso.

2.155 adultos se ofrecieron voluntarios para participar en el estudio, organizado por un equipo de la Universidad John Moores de Liverpool. El profesor Ian Jones pretendía probar la posibilidad de realizar controles de salud a personas en la vía pública sin perturbar sus rutinas diarias.

"En el transcurso de dos meses, identificamos a 39 pacientes que desconocían que padecían fibrilación auricular. Es decir, 39 personas con mayor riesgo de ictus que recibieron cita con el cardiólogo".

Jones contó con la ayuda del departamento de ingeniería de la Universidad, que modificó los carros añadiéndoles dispositivos de electrocardiograma (ECG) incrustados en las asas. La luz se encendería en rojo si se detectaba un latido irregular; en caso contrario, permanecía en verde.

El equipo repartió los carritos (que se ven en el siguiente vídeo) entre los compradores que se ofrecieron a participar en cuatro supermercados de la ciudad, entre ellos Sainsbury's y Lloyds Pharmacy. Recorrieron los pasillos del supermercado tras pedirles que sostuvieran la barra durante al menos 60 segundos antes de soltarla.

A continuación, un farmacéutico de la tienda realizó un control manual del pulso y una segunda lectura del sensor, esta vez utilizando una barra independiente no sujeta a un carrito, con el participante de pie.

"Casi dos tercios de los compradores a los que nos dirigimos se mostraron dispuestos a utilizar un carrito", afirmó Jones, autor principal del informe del estudio presentado ayer en una reunión de la Sociedad Europea de Cardiología en Edimburgo. "La gran mayoría de los que se negaron tenían prisa, más que recelo a ser vigilados".

"Esto demuestra que el concepto es aceptable para la mayoría de la gente y merece la pena probarlo en un estudio más amplio".

En el transcurso del estudio SHOPS-AF, un cardiólogo revisó los datos de cualquier voluntario con luz roja o pulso irregular. Se informó a los participantes de los resultados, y los que tenían ECG poco claros recibieron una invitación para repetir la medición. A los que se confirmó que padecían fibrilación auricular se les dio cita con el cardiólogo en un plazo de dos semanas, por cortesía del sistema sanitario británico, el NHS.

220 participantes tenían una luz roja en el sensor y/o un pulso manual irregular, pero sólo entre una cuarta parte y la mitad de ellos fueron diagnosticados oficialmente de fibrilación auricular, y Jones tiene ideas sobre los ajustes que deben hacerse para que el sistema sea más preciso.

"Por ejemplo, tener una posición designada en la barra a la que agarrarse, ya que el movimiento de la mano interfería en las lecturas.

"Además, las directrices de la Sociedad Europea de Cardiología exigen sólo un ECG de 30 segundos para diagnosticar la fibrilación auricular, así que nuestro objetivo es encontrar un sensor que reduzca a la mitad el tiempo que los compradores tienen que sostener continuamente la barra".

Los medicamentos anticoagulantes reducen sustancialmente el riesgo futuro de ictus, pero demasiadas personas sólo descubren que padecen la enfermedad cuando ya es demasiado tarde. Programas de detección como éste podrían identificar a las personas vulnerables para que puedan ser tratadas.

"Comprobar si hay fibrilación auricular mientras la gente hace la compra habitual es prometedor para prevenir accidentes cerebrovasculares y salvar vidas", afirma Jones.

Un aspecto crucial sería facilitar el acceso inmediato a un profesional sanitario que pueda explicar los resultados.

39 diagnosticados de sufrir ictus a través del carro de compra en Reino Unido