viernes. 26.04.2024

Los niños comen más fruta y verdura si las familias dedican más tiempo a las comidas, según ha demostrado un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Mannheim y el Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano de Berlín (Alemania).

Su experimento, publicado en la revista científica 'JAMA Network Open', demuestra que los niños comen mucha más fruta y verdura si permanecen una media de diez minutos más en la mesa (30 minutos en total).

En concreto, de media comieron unos 100 gramos más de fruta y verdura, es decir, una manzana pequeña. Esto representa aproximadamente una de las cinco raciones diarias recomendadas de frutas y verduras.

"Este resultado tiene importancia práctica para la salud pública porque una ración diaria adicional de fruta y verdura reduce el riesgo de enfermedades cardiometabólicas entre un 6 y un 7 por ciento. Para conseguir este efecto, debe haber una cantidad suficiente de fruta y verdura en la mesa; lo mejor son trozos del tamaño de un bocado", ha explicado Jutta Mata, catedrática de Psicología de la Salud de la Universidad de Mannheim.

En el estudio participaron 50 parejas de padres y 50 niños. La edad media de los niños del estudio era de 8 años y la de los padres, de 43 años. Participó el mismo número de niños que de niñas. A los participantes se les sirvió una cena típica alemana con pan de molde, embutidos y queso, así como frutas y verduras cortadas en trozos del tamaño de un bocado.

"La duración de la comida es uno de los componentes centrales de una comida familiar que los padres pueden variar para mejorar la dieta de sus hijos. Ya habíamos encontrado indicios de esta relación en un metaanálisis sobre estudios que analizaban los componentes cualitativos de las comidas familiares saludables. En este nuevo estudio experimental, hemos podido demostrar una relación que antes sólo era correlativa", ha afirmado el director del Centro de Racionalidad Adaptativa del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano, Ralph Hertwig.

El estudio también demuestra que las comidas familiares más largas no hicieron que los niños comieran más pan o fiambre; tampoco comieron más postre. Los investigadores suponen que los trozos de fruta y verdura del tamaño de un bocado eran más fáciles de comer y, por tanto, más apetecibles.

Dedicar más tiempo a las comidas familiares aumenta la ingesta de fruta y verdura en niños