viernes. 26.04.2024

Quedan pocos días para que las mascarillas, esas compañeras de viaje durante los dos últimos años desde el nacimiento de la pandemia con el Coronavirus, vuelvan a dejar de ser obligatorias en aglomeraciones y espacios cerrados. Con la bajada de los casos, la efectividad de las vacunas y el paso del tiempo, el virus se ha podido controlar, hasta el punto de poder casi prescindir de las mascarillas, pero aún son obligatorias en espacios cerrados.

Esta Semana Santa, después de dos años de pandemia, por fin se iba a poder disfrutar de las procesiones tan aclamadas y adoradas a lo largo y basto de nuestro país. Nadie quería perderse dicho espectáculo después de tanto tiempo sin hacerse, por lo que se intuía que habrían aglomeraciones de personas en las calles y centros históricos de las ciudades. El problema es claro, muchas procesiones y aglomeraciones, pero pocas mascarillas en las caras de los españoles.

Son muchas las personas que a lo largo de esta festiva semana han desechado las mascarillas aun en aglomeraciones de personas con escusas como que están vacunados o el calor y agobio que estas dan a las personas que las llevan. Son muchas ciudades de España donde hemos visto esta tónica y el culpable es el mismo: la demasiada relajación de las personas.

Si también es cierto que hay muchas personas que aún las llevan en todo lugar donde debe portarse, hay muchas personas que se olvidan de las misma, como si estos dos últimos años no hubieran ocurrido. Y es que para muchos es como si la norma ya se hubiese implantado: "La mascarilla hace mucho tiempo que para mucha gente ya no existe, me incluyo en ese grupo".

Si queremos continuar con este buen avance y bajada de incidencia debemos actuar con cabeza, pues "la incidencia va a subir aunque estemos vacunados". Veremos en los próximos días si la irresponsabilidad de muchos ha hecho que la despedida de las mascarillas se atrase algunas semanas más o no.

Una Semana Santa con muchas procesiones y pocas mascarillas