viernes. 19.04.2024

La canción que probablemente más me representa es "Don't Stop Me Now" de Queen. No tengo ninguna duda. Mi registro musical es bastante amplio y en un día puedo escuchar diferentes géneros de música. Es más, si no hubiera música en mi vida, todo sería un poco más gris. 

La música que escucho suele ser un reflejo de mi estado de ánimo. Cuando estoy pensativa, aparece Scorpions con su "Wind of Change" o Guns'n Roses con "Knockin' on Heaven's Door". Cuando estoy alegre, suena Coldplay con "Adventure of a Lifetime", "Walking on Sunshine" de Katrina and The Waves o Billy Joel con "Uptown Girl".  Si tengo una entrevista o un examen importante Thirty Seconds To Mars, The Score o AC/DC siempre están en la playlist. Si estoy triste puede aparecer canciones como "Fix You", o el repertorio sonoro de Adele. Hay días en los que me puede dar por escuchar baladas, música clásica (la Marcha Radetzky de Johann Strauss nunca falla), bandas sonoras de películas, o canciones del compositor italiano Ludovico Einaudi versionadas a piano. Todo depende de mi estado de ánimo.

Pero hay algo común en todas estas canciones: son canciones que escucho con profundidad. La letras de las canciones me hacen profundizar en la música y a menudo suelo acabar filosofando sobre la vida. Pero me he dado cuenta de que las canciones comerciales, se me quedan frías, como si no expresara nada. Sobre todo me ocurre con un género musical, el reggaeton.

Puedo escucharlas, sí, pero el desapego hacia las letras hace que las canciones me suenen frías. Muchas veces pienso ¿sabemos lo que escuchamos?¿Entendemos lo que dice el autor? Mi respuesta es no. Siento que en ciertos momentos el mundo se vuelve irreflexivo, frío, distante, borde. Quizá es que la gente no puede pararse a pensar al estar ensimismado en la vorágine del día a día. O peor, quizá no quiera pensar. 

A mi juicio, el no pensar o no reflexionar es un error. Se pierde la capacidad crítica y la capacidad de reflexionar. Y creo que lo que la sociedad necesita son más cabezas pensantes y menos mensajes vacíos. Más valores y menos papel mojado.

La música comercial o el reggaeton es sólo un ejemplo de lo que ocurre a gran escala. Si se escucha en vez de oír, si se mira en vez de ver, se descubre que la mayoría de las cosas son mucho más de lo que se percibe en un primer momento. El ejercicio es simple, ir siempre un poquito más hondo y profundo que el resto.

Conclusión: más cabezas pensantes y menos mensajes vacíos. Sólo cuando se piensa, el mundo avanza. Ahora te pregunto a tí, ¿has entendido qué quiero reflejar con esta columna?

Música y Juventud: más cabezas pensantes y menos mensajes vacíos