viernes. 29.03.2024

La investigadora de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) Mélani Berrocal Casero, investigadora postdoctoral del Grupo de Investigación PaleoIbérica, ha participado junto a los hermanos Pérez-Valera en el estudio del fósil más completo de un reptil marino del Triásico aparecido en las Cordilleras Béticas.

Los restos fósiles estudiados corresponden al esqueleto articulado de un reptil marino de unos 40 centímetros. En concreto, estos restos se encuentran divididos en dos rocas, una de ellas contiene los moldes de las vértebras cervicales, mientras en la otra se distingue la parte media inferior del cuerpo de este reptil (que incluye vértebras dorsales, sacras y caudales, costillas, y parte de las patas delanteras y traseras), ha indicado la Universidad en un comunicado.

Ambas rocas se localizaron en un muro de la localidad murciana de Cehegín y, actualmente, se encuentran expuestas en el Museo Arqueológico de la localidad. Recientemente, gracias a los trabajos de campo de varios investigadores, se ha descubierto el lugar exacto del que proceden.

Así, los investigadores realizaron varias visitas al Museo para fotografiar las rocas con distintos tipos de luz y diferentes ángulos y describir en detalle los restos óseos. Posteriormente, se desplazaron a la cantera de la que se sospechaba que procedían las rocas que contienen este reptil, para confirmar su origen y reconstruir el contexto geológico de los materiales en los que se localizó el animal, situándolo en el tiempo.

Tras ello, pronto descubrieron que el hallazgo "aporta datos inéditos sobre las conexiones marinas de la época en la que se empieza a fragmentar el gran supercontinente Pangea" explica la investigadora.

"El animal tendría un aspecto parecido a un lagarto actual, aunque en realidad pertenecía a un linaje de reptiles marinos que se adaptaron al medio acuático de manera temprana, justamente antes de la aparición de los dinosaurios. En concreto, se trata de un reptil del orden Eosauropterygia (Superorden Sauropterygia). Su cuerpo era hidrodinámico para poder desplazarse con facilidad por el agua y tenían un cuello y una cola largos. Su modo de vida era parecido al de los leones marinos, ya que además de nadar por esos mares del Triásico, también podían pasar parte de su vida en tierra firme, sobre la arena o sobre las rocas", detalla la investigadora.