jueves. 25.04.2024

Antes de nada, voy a decirlo nada más empezar: Creo que se no ha tratado bien a Ronald Koeman. Me parece un poco injusto que se le haya echado toda la culpa de la mala racha en la que se ha instalado el Barcelona cuando él vino después del ya famoso 2-8 de Lisboa. De hecho, no sé cuantos entrenadores habrían tenido la personalidad para coger un equipo destrozado como lo estaba el Barça en ese momento. Y eso sin contar que este año se fue Messi, que muchos de los jugadores que se antojaban diferenciales en este "nuevo" Barcelona (no Eric, tú aquí no entras) estaban lesionados y que Koeman ha tenido que usar a chavales de 18 años para que el equipo no hiciera el ridículo. Pero bueno, siempre que hay una crisis en algún lado el ser humano le tiene que echar la culpa a alguien para quedarse a gusto. Y si no me creéis, le podéis preguntar a los judíos, a Zidane y a casi cualquier ser humano que haya cumplido la mayoría de edad.

Quiero continuar con otra afirmación: soy madridista. Y me considero de los duros además, no de los piperos como Balboa que viven a costa del club. Y, aunque me duele porque el Barcelona siempre que puede intenta humillarnos (cosa que muchas veces consigue con ayuda), la verdad es que me da cierta pena verles así. Me da pena porque, en el fondo, es el único equipo de España que de verdad quiere lucharnos cara a cara y no se arruga. El resto de equipos, amén de que cuando juegan contra el Madrid parecen la Brasil de Pelé, luego viven flotando en un limbo de mediocridad que los hace un soberano tostón. Si pensáis que me equivoco mirad un día las cifras de Movistar en los partidos que no juegan los tres grandes. 

Es por esto que me sorprenden las decisiones que se están tomando en Barcelona. Es ya de dominio público que el equipo, a partir de la salida de Neymar, entró en una especie de histeria que le hizo tirar y tirar dinero sin sentido solo por el hecho de que su orgullo estaba herido por el resurgimiento del Madrid. Ahora es fácil hablar de la deuda de casi 1.500 millones del Barcelona y actuar como mucha gente, que ahora dice que sabía que esto iba a pasar. Pero la verdad es que la situación ya venía de antes, desde que la Décima llegó y el Madrid volvió a ganar y el Barça a perder. En lugar de asumir que el ciclo se estaba acabando, y que hacía falta una necesaria reformulación para lograr un equipo competitivo (como hizo el Madrid cuando Florentino volvió), el Barça empezó a enredarse en su propia paranoia, que con la salida de Neymar tuvo su primer gran golpe. Todo lo demás no han sido más que intentos de parcheado y esperanzas infantiles que al final suenan bien, pero no son más que eso, esperanzas infantiles. Y lo digo como aficionado de un equipo que literalmente largó a Cristiano Ronaldo, sabiendo en el fondo de mi corazón que tardaría años en volver a ver a mi Madrid reinando en Europa.

Esto me lleva a afirmar que el Barça debería haber vendido a Messi hace años, cuando todavía podía sacar dinero por él. Porque, por mucho que les haya dado Leo (que les ha dado muchísimo, eso queda fuera de toda duda), la vida sigue, y el fútbol también. Y esta histeria y desesperación que tomó el control de Bartomeu al ver que el ciclo se estaba (o se había) acabado no ha finalizado con la destitución de Koeman o las cuatro operaciones de Ansu Fati, sino que puede acabar con uno de los clubes de socios más grandes de España y del mundo en manos de un banco americano, perdiendo esa condición de club de socios y, por tanto, condenando el destino del Barcelona a los designios de un puñado de señores mayores con traje. Eso, sinceramente, sí me da verdadera pena.

En la entradilla he mencionado que hay cosas que podemos aprender de todo esto. Pues bien, la lección es muy sencilla: Vivir por encima de tus posibilidades y/o no asumir la realidad tal y como es solo lleva al desastre. Suena a una lección de perogrullo pero tú, querido/a lector/a, seguro que sabes que España es el país donde todos vivimos por encima de nuestras posibilidades. Si esto no fuera así no seríamos el segundo país con más deuda de la Unión Europea (algo que, por cierto, debería darnos vergüenza). Pero bueno, estoy hablando de fútbol y no de política, ya hay miles de personas en este país que hablan de este tema y que podrían hacer que España fuera un potencia mundial (o eso se dicen ellos al espejo para empezar el día con energía). Mi conclusión es que, a pesar de que espero que con Xavi el Barcelona vuelva a ser nuestro contendiente y el equipo del que me pueda reír sin sentirme mal, lo cierto es que creo que un cambio de entrenador no hace que todo pase a ser otra vez de color rosa, menos aún cuando se han cometido tantos errores. Una gestión modélica (como la que está haciendo Roures) es lo más importante porque, como todos sabéis, cuando la cagas tanto solo hay una solución: asumir la cagada y apechugar hasta que lo arregles.

Sobre el despido de Koeman, la crisis del Barcelona y vivir por encima de tus...