viernes. 29.03.2024

El fútbol es cuestión de pasión, aficiones, deportividad y diversión. El amor por un equipo se puede pasar de generación en generación en una familia, y no hay nada más bonito que ver como un padre y su hijo disfrutan juntos de un partido del equipo de sus amores. A veces, las rivalidades que existen en el fútbol van más allá de lo decoroso y deportivo, y se convierten en fanatismo y en algo de mal gusto pues, en todos los lugares hay personas indeseables.

Un caso de este fanatismo y nula deportividad fue la que se vivió en uno de los sectores de la grada del Wanda Metropolitano, durante el Derbi Madrileño entre Atlético de Madrid y Real Madrid. Un padre madridista acudió a dicho sector junto a su hijo, para disfrutar de una bonita noche de fútbol y ver a su equipo. Pero la poca deportividad y mal gusto de los aficionados del Atleti que les rodeaba no les iba a permitir disfrutar de la fiesta del fútbol que es un derbi. 

Las cámaras de Movistar captaron y mostraron como la grada les soltaban gritos e insultos por el mero hecho de ser madridistas, hasta el punto de ser expulsados, padre e hijo, por la seguridad del estadio, de sus asientos. Una actitud despreciable y ridícula, que va más allá de la rivalidad deportiva, con un menor de por medio. Padre e hijo abandonaron sus localidades escoltados por la seguridad entre gritos de "Vikingos no" y "Madridistas hijos de puta".

Un derbi protagonizado por la "falta de deportividad" colchonera y polémica al no hacer el pasillo al Real Madrid, actual campeón de liga, y que se empeoró por las actitudes de la grada con cánticos de mal gusto contra la prensa y los árbitros por "ir a favor" del Real Madrid: "Entre la prensa y los de amarillo, 120 años de pasillo". Arbitraje que daría la victoria al Atlético de Madrid en el derbi tras pitarles un penalti a favor, que serviría para marcar el único tanto del encuentro. Derbi ganado sobre el césped pero perdido en señorío y sobre la grada.