viernes. 26.04.2024

El derbi sevillano está hecho de otra pasta. Es el derbi con mayor repercusión de toda Andalucía y uno de los más emocionantes e igualados de la liga española. En Sevilla el fútbol se respira de otra manera. La rivalidad entre béticos y sevillistas lleva siendo algo mágico desde la fundación de ambos clubes. En los últimos tiempos, el Sevilla fue quien dominó los derbis y salía ganando en los enfrentamientos, triunfando en su carrera por Europa, mientras que el Betis iba a remolque, pero consiguiendo el cariño de los españoles.

Este año, Acuña y el buen juego de los de Lopetegui se encargó de que la historia siguiera tal y como estaba. En un Benito Villamarín a rebosar de gente de ambos clubes que vibraba con cada acción el Sevilla consiguió sumar tres puntos gloriosos que les empata en la tabla al Real Madrid, dejando en claro que este equipo aspira a grandes cosas.

El Betis llegaba tocado al duelo, tras la paliza recibida en Alemania ante el Bayern Leverkusen y la derrota en la capital ante el Atlético de Madrid, los de Pellegrini llegaban heridos al derbi, con muchas ganas de cambiar la dinámica de derrotas pero con muy poco juego. El Sevilla desde el primer minuto demostró que sabía a lo que quería jugar, dominando la posesión y dándole sentido a los pases. Por su parte el Betis salió a presionar como jabatos y a pelear todos y cada uno de los balones.

La intensidad a veces no es buena y te lleva a pasarte de frenada, eso estaba viviendo Guido Rodríguez, en una noche donde sería protagonista para mal. En el minuto 10 recibió la primera tarjeta amarilla del partido por cometer en tan solo 10 minutos tres faltas pecando de intensidad en la presión y precipitación. Mientras que el Sevilla creaba acercamientos y peligro con buen juego el Betis estaba desordenado en la presión y se agarraba a los gestos técnicos e individualidades de Rodri, que puso en apuros a Bono en más de una ocasión con centros envenenados.

El partido estaba muy caliente con muchas faltitas pero sin mucha agresividad, con mucha intensidad pero poco juego por parte de los locales. Hasta que llegó el primer susto. Gol de Bellerín anulado correctamente al lateral por posición adelantada, caldeando un poco más el ambiente del público con el árbitro. Dos acciones de protesta más encendían a Mateu Laoz que aguantaba el temporal, por parte de Claudio Bravo y de Pellegrini.

Entonces, llegó la jugada que decidió el devenir del partido por completo. A escasos minutos del la marcha a vestuarios, Rafa Mir se marchaba en una acción muy prometedora para el Sevilla. Acción que torpemente Guido Rodríguez cortó trastabillando por detrás al delantero sevillista de manera imprudente, incurriendo así en una segunda amarilla que le dejaba fuera del partido. El Betis debía afrontar toda la segunda parte con 10, en un partido que de por sí estaba dominando el Sevilla.

Desde el principio de la segunda mitad el Betis salió a replegarse y a defender, a que el daño con 10 hombres fuera el mínimo e intentar esperar una oportunidad, que no llegaría. Lo que sí llegarían eran las ocasiones del Sevilla, con disparos duros que tuvo que sacar Bravo de Acuña. Hasta que ocurrió lo inevitable. Ocampos en una buena jugada individual por izquierda habilitó a Acuña que, con un zurdazo espectacular, batió a Claudio Bravo poniendo el 0-1 en el marcador.

El Sevilla interpretó muy bien la superioridad numérica e hizo uso de ella para manejar de lado a lado el balón haciendo que el Betis tuviese que presionar un poco y dejase huecos. Huecos que Rafa Mir intentaría aprovechas y lo habría hecho de no ser a su falta de puntería y el acierto de Claudio Bravo. Al Betis se le hacía una misión imposible llegar al área sevillista viendo como poco a poco se quedaban sin tiempo. Hasta que en el 81 llegaría el gol de la seguridad para el Sevilla y para colmo del Betis, este sería de Bellerín en propia puerta, que despejó mal un centro de Montiel.

El Sevilla sale vencedor de un derbi vibrante y se vuelve uno de los claros candidatos a pelear la liga junto a Madrid y Real Sociedad, mientras que el Betis se hunde un poco más en la clasificación y pone en duda la continuidad de Manuel Pellegrini en el banquillo blanquiverde, tras encadenar tres derrotas consecutivas.

 

Este Sevilla tiene un color especial