3 de enero de 2022, 14:24
No hay nada más feo que pegar a un padre, pero engañar a una abuela tampoco se queda corto. Sin embargo, hay un día al año que las bromas son perdonadas: el día de Los Santos Inocentes.
Jaime Primero, el protagonista de esta historia llamaba cada 28 de diciembre a su abuela para colarle una mentirijilla, pero hubo una que no pudo desmentir: