viernes. 26.04.2024

Los conocidos como inhibidores de puntos de control se trata de un medicamento cuya finalidad es bloquear las proteínas de puntos de control para que así sean incapaces de unirse como proteínas compañeras. Esta función impide que se envíe una señal de "apagado", para permitir que las células T destruyan las células cancerosas. 

Desde que se desarrollaron los primeros fármacos inhibidores, los investigadores se han centrado en la forma de hacerlos más eficaces. Ahora, un estudio publicado en la revista Cancer Cell ha encontrado que los antihistamínicos de segunda generación de venta parecen mejorar los resultados de los pacientes con cáncer tratados con terapias anti-PD-1/PD-L1 para varios tipos de cáncer. 

"Creemos que nuestro hallazgo podría tener implicaciones para la práctica clínica si se validan en estudios clínicos prospectivos", explica el autor principal y presidente del Departamento de Oncología Molecular y Celular del Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas, Dihua Yu.

Cuando los investigadores revisaron las historias clínicas electrónicas de los pacientes, descubrieron que la toma de antihistamínicos H1 por parte de los pacientes que recibían inmunoterapia se asociaba significativamente con una mayor supervivencia global. 

Los antihistamínicos H1 de segunda generación son la cetirizina, la loratadina y, más recientemente, fexofenadina. Estos fármacos, que bloquean los metabolitos denominados histminas liberados por células inmunitarias, se utilizan ampliamente en pacientes con cáncer no sólo para aliviar los síntomas de la alergia, sino para prevenir las náuseas y los vómitos. 

Por otras parte, los investigadores observaron que algunos pacientes con "tumores calientes" (aquellos con una alta infiltración de células T citotóxicas) que normalmente se esperaría que respondieran bien a la inmunoterapia seguían teniendo una supervivencia muy pobre. Para saber qué hacía que estos tumores fueran distintos, realizaron un análisis global de la expresión génica en las muestras de los pacientes. 

Dado que los antihistamínicos H1 bloquean específicamente la unión de la histamina a la HRH1, conectaron los hallazgos anteriores en el laboratorio con ratones. Sus experimentos revelaron que las histaminas segregadas por el cáncer y las liberadas por las reacciones alérgicas, así como la alta expresión de HRH1 en los macrófagos, suprimían la activación de las células T citotóxicas y conferían resistencia a la inmunoterapia, mientras que los antihistamínicos rescataban parcialmente todos los fenotipos.

También midieron los niveles de histamina en plasma antes del tratamiento en pacientes que fueron tratados con inmunoterapia anti-PD-1. Corroborando sus hallazgos en ratones, los niveles altos de histamina en los pacientes se correlacionaron significativamente en con peores respuestas a la inmunoterapia anti-PD-1 en comparación con los pacientes con niveles bajos de histamina en plasma.

Sin embargo, la investigación tiene limitaciones, centró únicamente en la función de la HRH1 expresada por los macrófagos pero no en la HRH1 de otro tipo de células inmunes y no inmunes. 

También señala que es fundamental elegir los antihistamínicos adecuados para los pacientes con cáncer. Esta investigación indicó que sólo los antihistamínicos H1 de segunda generación, que se dirigen específicamente a HRH1, pero no lo antihistamínicos H1 no selectivos de primera generación, condujeron a mejores resultados. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los antihistamínicos benefician el tratamiento de los pacientes con cáncer