viernes. 06.12.2024

Las personas mayores “precisan una atención especial en verano para evitar los riesgos provocados por las altas temperaturas, entre los que la deshidratación y los golpes de calor son los más graves”, según ha destacado el doctor José María Jiménez Páez, geriatra del Hospital Quirónsalud Córdoba, y especialista del servicio de Urgencias del centro.

 

El doctor Jiménez Páez ha explicado que con el envejecimiento se altera el centro termorregulador, lo que provoca que las personas mayores tengan menos sensación de calor y menor necesidad de beber, disminuye por tanto la percepción de la sed y es más fácil que se produzca deshidratación, siendo las personas mayores las más vulnerables ante la deshidratación y el golpe de calor. 

 

Los mayores con patologías crónicas como insuficiencia cardíaca, renal, enfermedad pulmonar, los que tienen deterioro cognitivo o demencia en cualquiera de sus variantes, presentan mayor fragilidad y son más susceptibles ante la deshidratación y los golpes de calor, “sin olvidar que, a mayor dependencia y menor movilidad, más riesgo”. En este sentido, el doctor ha resaltado que el 15% de los mayores en España sufre algún episodio de deshidratación en verano.

 

Asimismo, ha recordado que los pacientes mayores suelen ser pluripatológicos y polimedicados, y hay que estar muy atento para que no llegue a producirse ni deshidratación ni patologías provocadas por el calor, pues se descompensaría su estado general y empeorarían sus patologías de base. Ante algún síntoma como cefalea, pérdida de apetito, náuseas, vómitos, dolor abdominal, sensación de boca seca, mareos, inestabilidad, debilidad, calambres musculares o escalofríos, “hay que acudir a los servicios de Urgencias, puesto que  el golpe de calor es una urgencia médica”.

 

Es preciso tener en cuenta además que el golpe de calor también puede provocar otros síntomas que deben hacernos estar alerta, como cuadros confusionales, alteraciones de la orientación, tener la piel seca y enrojecida, y crisis convulsivas. En casos graves puede producirse un shock por deshidratación y fallo multiorgánico, incluso pudiendo provocar la muerte del paciente.

 

El doctor Jiménez Páez ha insistido en que los mayores en verano deben mantener una buena hidratación, beber entre 1,5 y 2,5 litros al día, aunque no haya sensación de sed. En personas dependientes y con problemas de memoria es fundamental vigilar que se ingiere el líquido necesario, que también puede tomarse en gelatinas, una manera muy fácil para los mayores. Las comidas deben ser más ligeras que en los meses más fríos, tomando más ensaladas, frutas y verduras, más pescado que carne, y disminuir las cantidades para distribuirlas más veces a lo largo del día, es decir, hacer más comidas menos copiosas. Asimismo, ha recalcado que es importante controlar la tensión arterial (que suele alterarse en verano), vigilar la medicación, y evitar las bebidas alcohólicas y el consumo de cafeína.

 

Es esencial también evitar la exposición al sol en las horas centrales del día, desde las 12.00 horas hasta avanzada la tarde, buscar zonas frescas, con sombra natural, utilizar protección solar, gafas de sol, gorra, sombrero y ropa cómoda de colores claros, evitando las prendas ajustadas. La casa, residencia, centro de día o cualquier lugar donde viva o acuda la persona mayor, han de estar ventilados, frescos, con una temperatura adecuada, agradable y constante.

 

El Hospital Quirónsalud Córdoba cuenta con consulta de Geriatría, la mayor parte de mayores que acude a esta consulta presenta problemas cognitivos, del sueño, trastornos del ánimo y afectivos, alteraciones de memoria, de conducta provocadas por demencias, y otras patologías como insuficiencia cardíaca, Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), artrosis e inmovilismo.

Los mayores “precisan atención especial en verano para evitar riesgos por la temperatura”