lunes. 29.04.2024

No obstante, los síntomas persistentes en estos pacientes podrían provocar un mayor número de visitas al médico en los seis meses posteriores a la infección. Por tanto, los resultados han puesto de manifiesto que las personas positivas al SARS-CoV-2 tenían un riesgo ligeramente mayor de iniciar medicamentos para ayudar a mejorar la respiración y aliviar las migrañas, así como un riesgo ligeramente mayor de recibir un primer diagnóstico de problemas respiratorios y coágulos de sangre en las venas.

Los investigadores utilizaron datos de los registros sanitarios daneses de todas las personas que se sometieron a la prueba del SARS-CoV-2 entre el 27 de febrero de 2020 y el 31 de mayo de 2020. El estudio siguió a 8.983 personas positivas al SARS-CoV-2 no hospitalizadas y a 80.894 personas negativas al SARS-CoV-2 durante el período de dos semanas a seis meses después de la prueba.

Al comparar los datos de los dos grupos, los investigadores evaluaron el riesgo relativo de comenzar con nuevos medicamentos y de recibir un diagnóstico de una nueva condición de salud durante este tiempo. El análisis tomó en cuenta variables que podrían estar asociadas con tener una prueba positiva versus negativa y con el riesgo de un curso más severo de COVID-19, como obesidad, cáncer y enfermedad renal.

Entre las personas positivas para el SARS-CoV-2, el 31 por ciento había iniciado nuevos tratamientos con medicamentos durante el período de seguimiento. Un análisis más detallado encontró que, en comparación con aquellos con una prueba de SARS-CoV-2 negativa, aquellos con una prueba positiva tenían un mayor riesgo de iniciar medicamentos para ensanchar las vías respiratorias (1,8% en comparación con 1,5%) y medicamentos para tratar las migrañas (0,4% en comparación con 0,3%).

Los riesgos de recibir un diagnóstico hospitalario de una nueva condición de salud durante el seguimiento fueron similares en los dos grupos (alrededor del 26%). En comparación con las personas que resultaron negativas, aquellas con una prueba de SARS-CoV-2 positiva tenían un mayor riesgo de recibir un primer diagnóstico de dificultades respiratorias (1,2% en comparación con 0,7%) y coágulos de sangre en las venas (0,2% en comparación con 0,1%).

Asimismo, no se identificó un mayor riesgo de complicaciones graves identificadas por investigaciones previas realizadas entre personas hospitalizadas por COVID-19, como accidente cerebrovascular, encefalitis y psicosis, entre las personas que no requirieron hospitalización.

La investigación también analizó el uso de los servicios de salud en el período de seguimiento y encontró que aquellos con una prueba de SARS-CoV-2 positiva visitaron a sus médicos generales alrededor de un 20 por ciento más a menudo que aquellos que dieron negativo. Sin embargo, no hubo diferencia en las visitas al servicio de urgencias o en la hospitalización.

El seguimiento del estudio se limitó a seis meses después de la prueba positiva, lo que significa que es posible que los datos no hayan captado las complicaciones y los síntomas a largo plazo del COVID-19 que podrían ocurrir después de este tiempo.

Además, debido a los recursos limitados durante la pandemia, es posible que algunas personas con complicaciones hayan sido remitidas a hospitales, pero en realidad no asistieron a las clínicas antes del final del seguimiento. Esto puede haber afectado el número de diagnósticos hospitalarios registrados.

Los pacientes contagiados de Covid-19 que no son hospitalizados no padecerán secuelas...