lunes. 29.04.2024

Cuando el médico francés Jacques Grill vio por primera vez estos tumores en un joven belga, supo que tenía que tener una conversación sencilla y agonizante con la familia: Lucas, de 6 años, iba a morir.

Pero no fue así, y tras los resultados de un tratamiento experimental asignado al azar al joven, sucedió lo increíble.

"Durante una serie de resonancias magnéticas, observé cómo el tumor desaparecía por completo", dijo el doctor Grill a la AFP. "No conozco ningún otro caso como él en el mundo".

El glioma del tronco encefálico, oficialmente llamado glioma pontino intrínseco difuso (DIPG), es raro y letal, y se diagnostica en sólo 300 niños anualmente en los Estados Unidos y 100 en Francia, donde ejerce el Dr. Grill.

La tasa de supervivencia a dos años es del 10% y no hay ningún medicamento ampliamente disponible para su tratamiento más allá de la radioterapia.

Después del diagnóstico de Lucas, la familia viajó a Francia para participar en un ensayo controlado aleatorio llamado ensayo Biomede, en busca de medicamentos para combatir el DIPG. A Lucas se le asignó al azar el medicamento everolimus, que tomó durante más de cinco años con notable éxito.

Otros siete niños en el ensayo Biomede han sobrevivido, pero a ninguno sus tumores han desaparecido por completo, y ahora se considera a Lucas como el estudio de caso que finalmente podría mejorar los resultados a largo plazo para los niños con este cáncer.

Además, lo atípico en el caso de Lucas es que sus tumores portaban una mutación genética que se ha visto pocas veces en la historia y que lo hacía especialmente susceptible a este medicamento, y los investigadores biomédicos que hablaron con la AFP dicen que ahora esperan reproducir células tumorales con esta mutación. in vitro.

Si pueden, podrán intentar replicar los hallazgos del ensayo sobre los tumores in vitro y confirmar que fue la causa de la notable recuperación de Lucas.

Estos son los pasos más preliminares, y es posible que un medicamento aprobado no esté disponible hasta dentro de 10 a 15 años, pero los científicos tienen la esperanza de que el ritmo del avance tecnológico acorte este tiempo.

Primer niño del mundo que se cura de un glioma en el tronco encefálico