lunes. 29.04.2024

Suma y sigue. El Granada estará en octavos de final de la Europa League gracias a esa fe inquebrantable que le distingue y que le tiene en una nube desde que Diego Martínez aterrizó en Los Cármenes. La clasificación obligaba a otra machada, ante un equipo con un presupuesto mucho mayor que el del equipo de la ciudad de la Alhambra, y la logró. A pesar del 2-0 de la ida y del precioso gol de Montoro en el 25’, el partido no fue nada fácil, llevando al límite a los rojiblancos.

El encuentro no pudo empezar peor para el Granada, ya que Zieliński, con un gran disparo desde la frontal del área, anotó el 1-0 en el 3'. El gol dejó tocado a los andaluces, pero poco a poco comenzaron a demostrar que este equipo goza de una fe inquebrantable. Montoro empató el choque en el 25' con un soberbio cabezazo tras un gran centro desde la derecha de Dimitri Foulquier. El Granada sonreía a sabiendas de que el Nápoles necesitaba tres goles para dar la vuelta a la eliminatoria, pero esa alegría se convirtió en preocupación con las lesiones de Gonalons y Carlos Neva antes del descanso.

Con nada que perder y obligados marcar tres goles para poder obrar el milagro, los de Gennaro Gattuso arrancaron el segundo tiempo inclinando el campo sobre el área rojiblanca, un asedio que, a pesar de las lesiones, no hizo que el Granada se descompusiese. Esta resistencia tocó a su fin gracias a un pase filtrado que superó a la defensa y que aprovechó Fabián Ruiz para reactivar la fe napolitana.

El Nápoles vio posible la gesta y encerró al Granada sobre su área. Pero con una resistencia numantina, como le gusta a Diego Martínez, el Granada supo aguantar los ataques locales hasta alcanzar el pitido final, lográndose así el primer pase a octavos de final del equipo rojiblanco en la Europa League.

El Granada hace historia ante el Nápoles