viernes. 06.12.2024

Abandonado por criadores al percatarse de su malformación cuando aún era un cachorro, Cooper fue dejado a su suerte en las cercanías de un criadero ilegal de caninos en Virginia. Nació sin cuello debido a su anomalía, llevó a los dueños a suponer que no sobreviviría. Sin embargo, los agentes de control animal le rescataron y le llevaron al refugio Bond Between, donde, después de recibir tratamiento para parásitos, encontró un hogar junto a Elly y Andy Keegan.

"Su enfermedad se debe a la endogamia, y es desgarrador pensar que lo desecharon cuando los criadores se dieron cuenta de que no les reportaría beneficios" afirman los Keegan, sus actuales dueños. Conscientes de que muchos animales en su situación son sometidos a la eutanasia, los Keegan están seguros de que Cooper vive una vida mejor a su lado: "Tienen todavía mucho por vivir. Cooper es el perfecto ejemplo de ello. Ahora tiene una vida feliz y normal y es un miembro clave de nuestra familia".

La peculiaridad de la condición de Cooper, con su columna vertebral enroscada que simula la falta de cuello, conlleva complicaciones adicionales, incluyendo problemas intestinales severos. "No podía ir al baño correctamente, lo que le causaba muchos problemas", explica su dueña.  A pesar de estas dificultades, y gracias a los cuidados dedicados de sus dueños, el perro ha logrado adaptarse y llevar una vida relativamente normal.

Además, su aspecto peculiar le ha llevado una notable fama en Facebbok. Cooper cuenta con más de 32.000 seguidores y a través de su perfil cuenta cómo es su vida día a día. 

Cooper, el perro sin cuello y su historia de superación