jueves. 28.03.2024

Iniciar a los bebés y niños pequeños en una dieta nórdica más baja en proteínas y más centrada en los alimentos de origen vegetal puede ser la clave de unos hábitos alimentarios más saludables, según una nueva investigación1 que se presenta hoy en la 54ª Reunión Anual de la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (ESPGHAN).

Los bebés alimentados con porciones de prueba de la nueva dieta nórdica de frutas, bayas, raíces y verduras, así como con leche materna o de fórmula, a partir de los 4-6 meses de edad, comían casi el doble de verduras (un 46% más), que los alimentados con una dieta convencional, a los 18 meses de edad.

Investigadores de la Universidad de Umeå (Suecia), del Centro de Epidemiología del Consejo del Condado de Estocolmo y de la Universidad de California (EE.UU.) realizaron un seguimiento de dos grupos de bebés desde los 4-6 meses hasta los 18 meses, como parte del ensayo OTIS. Participaron 250 bebés y el 82% completó el ensayo.

Los bebés alimentados con la nueva dieta nórdica, a los que se les proporcionó recetas de comida infantil casera nórdica, productos de alimentación infantil con proteínas reducidas y se les ofreció apoyo a los padres a través de las redes sociales, consumieron entre un 42 y un 45% más de frutas y verduras a los 12-18 meses de edad, en comparación con los que fueron alimentados con la dieta convencional recomendada actualmente por la Agencia Alimentaria Sueca.

La investigadora principal, la Dra. Ulrica Johansson, doctora en medicina pediátrica y dietista titulada de la Universidad de Umeå (Suecia), comentó: "Una dieta nórdica reducida en proteínas introducida en bebés ingenuos a este modelo de alimentación, aumentó la ingesta de frutas, bayas, verduras y raíces, estableciendo un patrón alimentario preferente que duró 12 meses".

"Una dieta nórdica reducida en proteínas es segura, factible y puede contribuir a una alimentación sostenible y saludable durante la lactancia y la primera infancia", añadió.

La novedosa investigación podría allanar el camino para ampliar el espectro de sabores en los bebés y proporcionar potencialmente una estrategia eficaz para inculcar hábitos alimentarios más saludables en los primeros años de vida.

La dieta nórdica tiene un mayor consumo de frutas, bayas, verduras, hierbas, setas, tubérculos y legumbres de producción regional y estacional, así como de cereales integrales, grasas y aceites vegetales, pescado y huevos, y un menor consumo de dulces, lácteos y carne.