Falta de respaldo científico para el cannabis medicinal en la mayoría de enfermedades
El uso del cannabis medicinal continúa expandiéndose a nivel internacional, impulsado principalmente por la percepción creciente de la población acerca de sus posibles beneficios frente a diferentes afecciones de salud. Sin embargo, una revisión reciente liderada por UCLA Health advierte sobre la escasez de respaldo científico para la mayoría de los usos médicos habituales de los derivados de cannabis y cannabinoides como el CBD.
Según esta investigación, publicada en la revista ‘JAMA’, la evidencia científica actual resulta limitada para justiciar su aplicación en dolencias muy frecuentes como el dolor crónico, los trastornos de ansiedad y el insomnio, cuestiones que motivan una buena parte de las prescripciones y el consumo personal de estos productos.
La revisión, considerada una de las más exhaustivas hasta la fecha, pone de relieve la necesidad de orientación clínica precisa, ya que persiste una brecha considerable entre la percepción pública y la realidad que apuntan los estudios recientes sobre cannabis medicinal.
- Alcance y metodología del estudio
- Evidencia científica y aplicaciones aprobadas
- Riesgos y precauciones en el uso clínico
- Limitaciones y llamado a futuras investigaciones
Alcance y metodología del estudio
El equipo de UCLA Health, en colaboración con investigadores de Harvard, UC San Francisco, la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington y la Universidad de Nueva York, ha evaluado más de 2.500 artículos científicos publicados entre 2010 y septiembre de 2025. De ellos, se seleccionaron y priorizaron más de 120 estudios, elegidos por el tamaño de sus muestras, la actualidad de sus datos, los temas tratados y su relevancia clínica.
Diversos tipos de estudios fueron considerados, incluyendo ensayos clínicos aleatorizados, metaanálisis y guías clínicas. El análisis se centró en los contextos más habituales de uso del cannabis medicinal entre la población de Estados Unidos y Canadá, regiones donde aproximadamente un 27% de la población ha utilizado estas sustancias para el alivio del dolor, ansiedad o problemas de sueño, según datos de una encuesta realizada en 2018.
La coordinación del estudio recayó en el doctor Michael Hsu de UCLA Health, quien remarcó la importancia de cerrar la brecha entre las creencias generales y la validación científica, destacando que la toma de decisiones médicas debe estar respaldada por información precisa y actualizada.
Evidencia científica y aplicaciones aprobadas
La revisión revela que solo una gama limitada de afecciones cuenta con la aprobación y el respaldo de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) para el uso de medicamentos a base de cannabinoides farmacéuticos. Específicamente, estos productos están autorizados para tratar la pérdida de apetito en personas con VIH/SIDA, náuseas y vómitos asociados al tratamiento de quimioterapia y trastornos convulsivos pediátricos graves, como el síndrome de Dravet y el síndrome de Lennox-Gastaut.
Pese a que más de la mitad de quienes consumen cannabis con fines médicos afirman utilizarlo principalmente para combatir el dolor crónico, las directrices clínicas actuales desaconsejan el empleo de productos de cannabis como tratamiento inicial en este contexto, debido a la ausencia de pruebas suficientes que respalden su beneficio en comparación con otras alternativas terapéuticas.
Por otro lado, la revisión hace hincapié en la insuficiencia de evidencias sólidas en áreas como la ansiedad y los trastornos del sueño. El informe subraya el riesgo de que el entusiasmo popular y las expectativas depositadas en el cannabis medicinal puedan no estar alineados con los hallazgos científicos contemporáneos.
Riesgos y precauciones en el uso clínico
El estudio enfatiza los posibles riesgos a la salud vinculados al consumo de cannabis, especialmente en formas de alta potencia o cuando se emplea de manera diaria. En adolescentes, el consumo de cannabis de alta potencia se relaciona con un incremento significativo tanto en la aparición de síntomas psicóticos como en el desarrollo de trastorno de ansiedad generalizada, con tasas superiores respecto al uso de sustancias de menor potencia.
Además, cerca del 29% de los usuarios de cannabis medicinal cumplen con los criterios para el diagnóstico de trastorno por consumo de cannabis, alertando sobre la potencial aparición de dependencia. El consumo regular e inhalado de cannabis, particularmente productos con alta concentración de tetrahidrocannabinol (THC), se ha asociado también a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, incluyendo incidencia elevada de enfermedades coronarias, infarto de miocardio y accidentes cerebrovasculares cuando se compara con el consumo esporádico.
Ante este panorama, el consenso de la revisión recomienda una evaluación médica rigurosa antes de la prescripción de productos con THC, prestando especial atención a posibles enfermedades cardiovasculares y trastornos psicóticos en los pacientes. Asimismo, insta a valorar las posibles interacciones con otros medicamentos y a ponderar si los riesgos superan los beneficios en cada caso particular.
Limitaciones y llamado a futuras investigaciones
Los autores reconocen que la revisión no se realizó como un análisis sistemático ni procedió a una evaluación formal del riesgo de sesgo en los estudios revisados. Además, advierten que la extrapolación directa de las recomendaciones obtenidas podría derivar en interpretaciones no aplicables a la totalidad de los pacientes, dadas las diversidades en los diseños, los perfiles de los participantes y los distintos productos analizados.
El doctor Hsu destaca la importancia de continuar realizando más investigaciones sobre los posibles efectos benéficos y adversos del cannabis medicinal. Subraya que el avance de estudios rigurosos permitirá proporcionar una guía más clara y una atención clínica más segura para quienes buscan tratamientos alternativos, asegurando una práctica sanitaria basada en la mejor evidencia disponible.