Muere Alfonso Etxeberria, ex secretario general de ELA, a los 84
La muerte de una figura histórica del sindicalismo vasco marca una jornada de duelo y memoria. ELA ha querido subrayar el valor de una etapa que ayudó a dar forma a su organización en años decisivos.
En momentos de despedida, cobra sentido acompañar a quienes compartieron camino, y también reconocer los procesos colectivos que sostienen a un sindicato. El comunicado difundido por ELA insiste en esa idea y llama a no olvidar lo construido.
El nombre de Alfonso Etxeberria Olazabal queda ligado, según la central sindical, a la consolidación de bases organizativas, políticas y estratégicas que definieron un modelo autónomo. Ese recorrido se enmarca, además, en el tránsito tras el franquismo y la reconstrucción desde la raíz.
- Fallecimiento y acto fúnebre en Azpeitia
- Liderazgo en ELA/STV y etapa de reorganización
- Reconstrucción organizativa y acuerdo de 1975
- III Congreso de 1976 y definición del modelo sindical
- Autonomía, financiación y proyección internacional
- Reconocimiento público y memoria colectiva
Fallecimiento y acto fúnebre en Azpeitia
El ex secretario general de ELA Alfonso Etxeberria Olazabal falleció este pasado sábado a los 84 años. Dirigió la entonces denominada ELA/STV entre 1976 y 1988.
El funeral se celebrará a las 18.30 horas de este domingo en la iglesia de San Sebastián de Soreasu, en Azpeitia, localidad guipuzcoana en la que nació en 1941.
Liderazgo en ELA/STV y etapa de reorganización
ELA difundió un comunicado para trasladar su más sentido pésame a la familia y a las amistades, y para recordar una trayectoria que sitúa “estrechamente vinculada” al proceso de reorganización y fortalecimiento del sindicato en una etapa de gran trascendencia histórica.
Según la organización, el contexto estuvo “marcado por el final del franquismo” y por la necesidad de reconstruir el sindicalismo vasco desde la raíz. En ese escenario, el papel de Etxeberria fue considerado “clave” para asentar las bases organizativas, políticas y estratégicas de un proyecto sindical autónomo, nacional y de clase.
Reconstrucción organizativa y acuerdo de 1975
A mediados de los años 70, Alfonso Etxeberria encabezó uno de los principales grupos de militantes que, tras años de actividad en condiciones de clandestinidad, impulsaron la reconstrucción de ELA como una organización cohesionada, con presencia territorial plena en Hegoalde y con vocación de permanencia.
ELA señala que en 1975 ese proceso culminó con la incorporación de su grupo a la dirección del sindicato, en un acuerdo que permitió cerrar un ciclo de fragmentación y abrir una nueva etapa de unidad organizativa.
III Congreso de 1976 y definición del modelo sindical
El sindicato también remarca que su contribución fue “determinante” en la preparación del III Congreso de ELA, celebrado en 1976. Ese congreso supuso, según la organización, la superación de la excepcionalidad impuesta por el franquismo.
En ese marco se definieron con claridad las bases ideológicas y organizativas de un nuevo modelo sindical. ELA sitúa ese momento como un punto de inflexión para ordenar objetivos, estructura y rumbo.
Autonomía, financiación y proyección internacional
Durante esa etapa, Alfonso Etxeberria defendió una concepción de ELA como organización plenamente autónoma, desvinculada de estructuras partidarias, y con una estructura interna basada en la afiliación y en una financiación independiente.
ELA añade que su labor como secretario general se desarrolló en un momento especialmente delicado. Bajo su impulso, el sindicato amplió su base social, reforzó sus vínculos con el sindicalismo internacional y se dotó de instrumentos para intervenir en la realidad sociolaboral de Euskal Herria con mayor eficacia y coherencia.
Reconocimiento público y memoria colectiva
Por todo ello, ELA ha querido dejar constancia de su reconocimiento a la contribución histórica de Alfonso Etxeberria. El sindicato subraya que su aportación forma parte de un proceso colectivo de transformación.
Al mismo tiempo, el comunicado destaca que ese recorrido mantiene una impronta personal que la organización valora y agradece. En días como este, el gesto de recordar ayuda a sostener la memoria compartida y a acompañar a quienes quedan.